26 Sep ACEITE DE GIRASOL

El proceso de obtención del aceite de girasol empieza desde las semillas de esta flor. El proceso más común es el de prensado en frío, que consta de 3 fases. La primera es la limpieza de las pepitas de girasol. La segunda fase consiste en triturarlas y prensarlas en frío para obtener el aceite. Este método tiene la ventaja de que no utiliza disolventes ni altas temperaturas, permitiendo de esta manera que las propiedades del aceite no se alteren. La última etapa consiste en refinar el aceite. En esta fase se eliminan las impurezas que pudieron quedar de las fases anteriores. De esta manera, el proceso de refinación permite que el aceite tenga un mejor desempeño.

Este aceite se puede utilizar en varios productos de baño y corporales. El aceite de girasol es bien conocido por contribuir a alisar la piel y a fortalecer la barrera cutánea. Se utiliza para ayudar a mejorar la textura y la hidratación de la piel.

Al igual que el propio “aceite” natural que genera la piel, el aceite de girasol es un eficaz emoliente. Esto significa que aporta hidratación y suaviza, convirtiéndolo en un hidratante perfecto. El aceite de girasol penetra profundamente en la piel y ayuda a retener el agua e impedir la sequedad sin dejar una sensación grasosa.

Otra de las bondades de este aceite es su alto contenido en vitamina E. Esto aporta antioxidantes a nuestra piel y la protege de los radicales libres a los cuales estamos expuestos día con día (incluyendo la contaminación).

Nuestros jabones corporales en barra están hechos con aceite de girasol. ¡Disfrútalos en tu baño!